Durante el último año, a partir del primero de diciembre de 2012, las protestas han cobrado un nuevo significado y se han tornado más violentas. Un pequeño grupo de civiles ha convertido las calles en un campo de batalla exhibiendo a un cuerpo policiaco que carece de protocolos para garantizar por un lado, la libre expresión y por el otro, el procesamiento de quienes cometen un delito en el contexto de las protestas.