Palestina la raíz del mundo: poesía y resistencia

Les compartimos la memoria de un acto poético que se realizó en la chocolatería 400 voces, en la ciudad monstruo, convocadxs para escuchar poesía palestina y la voz de la resistencia.

“Aquí sobre vuestros pechos persistimos, como una muralla,
hambrientos, desnudos, provocadores, declamando poemas.
Somos los guardianes de la sombra,
de los naranjos y de los olivos,
sembrando las ideas como la levadura en la masa...
Cuando tengamos sed exprimiremos piedras
y comeremos tierra cuando tengamos hambre,
pero no nos iremos.
Aquí tenemos un pasado, un presente, aquí está nuestro futuro.”

Este poema se titula No nos iremos, es de un hombre de Nazaret, el poeta Tawfic Zayyad, quien tras una vida de lucha por los derechos de su pueblo, murió en 1994 en un accidente vial. Lo anoto aquí como conjura en el abismo, como señal de las carreteras, su poema, para que se alerten los colonialistas y guarde registro la inteligencia militar.
Somos los guardianes de la sombra, no nos iremos, dice el poeta. Porque las voces del pasado nos enseñan del presente, nos permiten sobrevivir al recitar una cultura cifrada en su poesía.

🔊Escuchamos a continuación la compartición del compañero Amin Husain, activista y profesor palestino, que nos habla sobre la resistencia en Palestina:

🔊Agradecemos la traducción al español del compañero Leondardo. Si quieres escuchar la versión solo en español puedes hacerlo aquí:

Ahora otro poema. Este del gran Samij El Kassem:

“Quizás me despojes de la última pulgada de mi tierra, quizás encarceles mi juventud,
quizás me robes la herencia de mis antepasados. Mobiliario, utensilios y jarras,
quizás quemes mis poemas y mis libros, quizás lances mi cuerpo a los perros, quizás levantes los espantos del terror, del terror sobre nuestra aldea.
Pero no comerciaré, oh enemigo del sol,
y hasta la última pulsación de mis venas, resistiré.”

Por cierto, me di cuenta que no había concepto para nombrar la ignominia de la guerra de destrucción masiva en contra de gente inocente. Genocidio es la palabra que no alcanza a expresar la dimensión del desaparecido. Sin embargo, noté que tenemos viva aun la memoria de personas y pueblos que han practicado la auto determinación de sus vidas. Aquí contamos entre miles, a los apache, los mapuche, los maya, los rarámuri, los saharaui, los kurdo, las aimara y los Palestine. Todos ellos pueblos de palabra y de poesía. Y a todos ellos les han impuesto la guerra del expansionismo occidental, una desquiciada ofensiva que asesina a los poetas para apoderarse de la tierra y destruir su belleza.
Poetas que tienen que contener la respiración, poetas de la luz, poetas como tú, Eba Abu Nada, que ahora tienes que saber que aunque te han matado vives. Tú, joven escritora universitaria que moriste el 20 de octubre de 2023 a la edad de 32 años en tu casa de Gaza, a causa de un misil que destruyó la cuadra. Tú que un día antes escribiste:

«Si morimos, sepan que estamos satisfechos y firmes, y digan al mundo, en nuestro nombre, que somos personas justas/del lado de la verdad».
Y escribiste además un hermoso poema como un rayo de electricidad que pareció infinito. Y así quedó tu tierna despedida en un mensaje rescatado:
“La noche en la ciudad es oscura,
excepto por el brillo de los misiles;
silenciosa,
excepto por la promesa tranquilizadora de la oración; negra,
excepto por la luz de los mártires. Buenas noches.”

🔊Sesión de preguntas y respuestas:

🔊Amin nos comparte un poema de Mahmud Darwish:

Poetas de un país bombardeado, poetas invisibles, díganme si cantarán así como lo hicieron en su siglo los esclavos sustraídos del África en los campos de América: melodías del Mississippi. Desde el río hasta el mar. Como nos lo ha enseñado el maestro Mahmud Darwish con la poesía, que las palabras son para hacernos preguntas. Para orar por la vida de los prisioneros, para implorar por la suerte de los exiliados que regresan en secreto a sus ciudades. Palabras para encontrar un camino intramuros cuando la puerta no tiene puerta. Poetas que llevan en su garganta el instrumento musical que insufla la vida, no dejen de silbar, hasta devenir una partícula sonora en el exosistema.

¿Cuándo haremos una asamblea de poetas? Para no tener miedo sino frases aladas. Para declamar que resistiré a vuestro lado. Cantaremos hasta romper las cadenas y brincar el torniquete, hasta levantar un adoquín y sentir llover. ¡Hasta encontrarlos! ¡Poetas y poetos de todos los países, uníos! Necesitamos cartas, poemas, libros y cantores. La palabra florecerá. Como la bella flor de Palestina, la tierra que guarda entre los signos el ombligo del olivo.

Terminaré con un poema de Fadwa Tugan, poeta palestina.

“Sólo quiero morir en mi tierra,
que me entierren en ella,
fundirme y desvanecerme en su fertilidad para resucitar siendo hierba en mi tierra, resucitar siendo flor
que deshoje un niño crecido
en mi país.
Sólo quiero estar en el seno de mi patria siendo tierra
hierba
o flor”.

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