El zócalo, extraño, repleto de imágenes y símbolos confusos e inconexos parecía completamente ajeno a lo que sucedía en una de sus esquinas. Muchas de las personas que presenciaban la pantomima de abordaje a los autobuses, esperaban pacientemente que se abrieran las puertas de la catedral, para poder admirar, venerar o ve tú a saber que la sangre del papa… Las dos caras de la moneda cristiana podría decir alguna persona… O simplemente, una absurda coincidencia.