En Durango la caravana encontró la realidad de su viaje. Si bien en Michoacán, San Luis y Zacatecas habíamos experimentado el dolor y la indignación que tanta impunidad y corrupción han generado. En las tierras natales de Pancho Villa fuimos confrontados con la verdadera naturaleza de este viaje y la realidad del norte del país, que tanto ha sido desgarrada y lacerada por la violencia sangrienta, se nos presentó de frente y desnuda.