Gustavo Esteva propone: "Llegó el fin del leninismo. No es sólo por la experiencia universal del fracaso de las fórmulas de transformación que se intentan desde arriba, tan bien descrita por James Scott. Es por la convicción cada vez más clara de que no es cosa de personas, sino de instituciones y aparatos. Como dijo el propio Carlos Marx y olvidaron los marxistas: no es cosa de conquistar para la emancipación dispositivos creados para controlar y dominar, como si fueran meros instrumentos que bailarán el son que toque quien los tome. Como muestra la experiencia universal, no importa de quién se trate o de cuán maravillosas cualidades tenga, se hará irremediablemente esclavo del aparato que "tomó". Por eso Marx apremiaba a desmantelarlo, como condición de la auténtica transformación".