Para muchos, el zapatismo es Marcos y Marcos es el zapatismo. Mientras el poder y los grandes medios concertaban esfuerzos para elevar y luego destruir la imagen de Marcos, los pueblos avanzaban en la construcción de la autonomía. Pero ahora el personaje deja de ser necesario. Si desde hace años la política de arriba dejó de interesar al movimiento, si la incidencia en los grandes medios ya no es relevante, si la construcción desde abajo avanza en las comunidades y entre las organizaciones de la Sexta y de tantos movimientos autonomistas en el mundo… ¿qué necesidad hay de que Marcos siga existiendo?