¿Y si usted pudiera escuchar directamente a esos hombres y mujeres, mexican@s, indígenas, zapatistas, esforzándose por hablarle en español y explicándole, contándole su historia, no para convencerlo o para reclutarlo, sólo para que usted entienda que el mundo es grande y tiene muchos mundos en su interior? ¿Y si pudiera usted concentrarse sólo en mirar y escuchar, sin hablar, sin opinar? ¿Tomaría usted ese reto o seguiría usted en el refugio del escepticismo, ese sólido y magnífico castillo de las razones para nada hacer? ¿Solicitaría ser invitado y aceptaría la invitación?