Otro se ha ido

Y ahora, viene otro.

Alton Sterling ––padre y esposo, amado por su familia y amigos–– sube a un trágico tren de muerte con Mike Brown, Rekiah Boyd, Eric Garner, Sandra Bland, Tamir Rice, y la liste sigue y sigue y sigue y sigue. Todos asesinados por policías que “solamente hacían sus trabajo”.

En momentos como estos, las elecciones nos parecen irrelevantes, porque no tienen respuesta a este persistente estado de terror. Ninguna respuesta en absoluto.

¿Por qué deben tener una? Sus candidatos eran los arquitectos de esta carnicería. Hicieron fuertes campañas a favor de los asesinos. Aprobaron su militarización y les dieron armas de guerra.

Los políticos que hoy en día se postulan para un puesto (o huyen de uno) eran fanáticos partidarios de la policía ayer. Les regalaron cada vez más dólares de impuestos y cada vez más armas militares.

¿Qué esperaban?

Ahora, unas pocas horas después del asesinato de Sterling, otro hombre negro (Philando Castile) es abatido a tiros en el asiento delantero de su coche (mientras su amante observa con horror) cuando se estira para agarrar su licencia de conducir y registro del vehículo exigidos por un policía de tránsito.

Otro se ha ido…uno tras otro… una tras otra.

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-JAmal