Minerva Guadalupe Pérez Torres - 19 Años de Impunidad

El 20 de junio de 1996, Minerva Guadalupe Pérez Torres, mujer del pueblo chol, quien entonces tenía 19 años de edad, se dirigía a la comunidad Masojá Shucjá, Tila para visitar a sus padres cuando, en el poblado Miguel Alemán, fue interceptada por un grupo de personas pertenecientes al grupo paramilitar Paz y Justicia.

Fue detenida, agredida físicamente y conducida en la casa de un integrante de ese grupo paramilitar. Según testimonios de integrantes de Paz y Justicia, Minerva estuvo secuestrada durante tres días, golpeada y violada sexualmente.

En el contexto del conflicto armado en Chiapas, entre 1995 y 2000, tan sólo en la zona Norte de Chiapas, se registró la desaparición forzada de 32 hombres y cinco mujeres, así como la ejecución de siete mujeres y 78 hombres.

Son un total de 122 casos documentados que se encuentran en la impunidad, además del desplazamiento forzado de 12.000 personas. Como casi todos estos crímenes impunes, a 18 años de la desaparición de Minerva aún se desconoce su paradero.

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Minerva Guadalupe Pérez Torres - 19 Años de Impunidad

https://www.youtube.com/watch?v=zQPUE7-8vvA


1996. Minerva.
Alejandro Aldana

El 20 de junio de 1996, Minerva Guadalupe Pérez Torres, indígena chól, quien entonces tenía 19 años, desapareció en la comunidad Miguel Alemán, del municipio de Tila, Chiapas, cuando el transporte público en el que viajaba fue interceptado por Sabelino Torres, dirigente del grupo paramilitar “Paz y Justicia” quien ordenara la retención de Minerva, y desde entonces se desconoce su paradero.

Minerva de brillantes y resplandecientes ojos, tu mirada de lechuza mitológica vigila la ensangrentada noche de los choles. Tú niña cielo, niña mar, le dolías al Ajkabalná. El gigante nocturno golpeó su cabeza contra el tiempo estancado de los cafetales y al abrirse el cráneo saliste tú niña agua, niña
orquídea, niña paz. Tenías en tus manos la luminosidad del rayo, la aurora encendida en la sonrisa, la pobreza tu casa y la injusticia el pan de tus días.

Protectora de artistas, del campesino que lee las nubes y las estrellas, de la mujer que frente al fogón teje futuros y amaneceres, cuidadora de las notas perdidas de los musiqueros, del cantor de los rezos, del sonido rotundo y hondo del tambor y el pito, amante del aullido milenario del cacho, trovador de
presagios.

Minerva, en tu inocencia de 19 años cayeron las sombras del oprobio y la maldad, hombres siniestros, de enaltecido orgullo, se disfrazaron de paz y justicia para apagar tu luz, niña sueño, niña tierra, niña cielo estrellado.

Saliste de madrugada bajo la luz de la luna, el viento soplaba un frío de otro tiempo, caminaste por la vereda de arcilla, lejos el rosado horizonte se asomaba con timidez, avanzabas pensando en tus padres, seguro te recibirían con buenas noticias, te esperaban en la zona baja de Tila, en Masojá Shucjá.

La Medusa paramilitar alargó sus brazos de serpiente, reptó
veredas y escarpados caminos, y ahí en el viejo camino de tierra fuiste detenida por paramilitares, pretendieron callarte, cubrir tus ojos con la venda del odio, te encerraron en una casa en la montaña; pero tú, niña palabra, niña lienzo, niña canto y armonía transformaste a tus verdugos en culebras, sus cuerpos se cubrieron de escamas, alas brotaron de sus espaldas, sus rostros se mostraron en un espejo de obsidiana.

Largas fueron las horas de la tortura, un golpe en pleno rostro, un cigarro apagado en tu sexo, un puñetazo en las costillas, la patada certera a media noche, el toque eléctrico al amanecer, treinta hombres-culebra te violaron una y otra vez, treinta veces cantó el gallo aquella mañana de tu muerte, treinta balas guardadas bajo la almohada, treinta santos que no escuchan ni miran, treinta veces treinta, treinta culebras-hombres te violaron sin detenerse sin siquiera preguntar el nombre de la eternidad, treinta fusiles calientes, humeantes, descargados frente al monumento de la rabia, treinta veces treinta, y de la tortura y oprobio un hombre-culebra, paramilitar cegado de odio, te dio el tiro de gracia, caíste al suelo, treinta silencios, treinta sueños que se perdieron al canto del tordo, treinta piedras para cubrir tu tumba, treinta veces treinta, entre todas las culebras-hombres te terminaron de desnudar, tu piel aún olía a rocío, a clara mañana estival, a río fresco y transparente, niña lluvia, niña cardo, niña futuro, te descuartizaron, cortaron tus brazos y tus piernas, separaron tus manos y el tobillo, las rodillas y los pechos, los pies y tus ojos.

Por alguna razón, tu corazón no pudieron encontrarlo, tu corazón seguía latiendo en la cueva y la montaña, corazón latiendo en el potrero y en las veredas, corazón latiendo en árboles, maizales y primaveras, tu corazón latiendo en la lluvia, en los torrenciales, niña campo, niña madera, niña vida, niña Minerva.


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