Hasta siempre Don Félix Serdán

El domingo 22 de febrero de 2015 murió Don Félix Serdán Nájera, combatiente jaramillista y mayor honorario del EZLN. Que nuestros pasos sigan tu ejemplo, compañero! Despedimos a Don Félix con este artículo que repasa parte de sus combates.

Félix Serdán Nájera, la dignidad en vida

Por: Leopoldo Hernández

Su nombre es Félix Serdán Nájera. Hijo de zapatista. Lo revolucionario viene en la sangre. Formó parte de la lucha jaramillista en Morelos al lado de Rubén Jaramillo y miles de campesinos por el justo reparto agrario y mejores condiciones dentro de los ingenios azucareros morelenses. A sus 91 años, en entrevista para Radio Teocelo, recuerda sus andares al lado del luchador social Rubén Jaramillo.

El Origen

Mi padre se llamó Sotero Serdán y mi madre Teódula Nájera. Mi padre nació dentro del territorio de una hacienda, entonces era esclavo. Pienso que a él lo trataron muy mal, desde chiquillo empezó a trabajar, pero se vino la etapa revolucionaria y él se incorporó a la revolución mexicana junto a Zapata en 1911 y pues sobrevivió a pesar de los peligros. Yo era chiquillo, tendría unos 12 años cuando en una ocasión me dijo: “hijo, quiero pedirte un favor, no te metas a político”, en ese momento no entendí qué me quiso decir pero lo tomé en cuenta y posteriormente me he metido en política pues creo que mucho, muy profundo.

¿Cómo empieza a meterse en política?

Al morir mi padre, me dejó su casa, me dejó su parcela. Yo estaba trabajando como maestro y entonces combiné el trabajo de la parcela con el trabajo de la escuela. En 1958 después de una serie de levantamientos armados de Rubén Jaramillo me meto en una lucha en contra del gerente del ingenio Zacatepec, un gerente corrupto, un gerente que sacaba dinero del ingenio para campañas políticas pero a la vez se estaba enriqueciendo. Entonces lo destituimos. Esa lucha tardó un año, una lucha en que miles de campesinos productores de caña pedían su destitución. Esta fue una de las primeras luchas, una de las tantas luchas.

Antes en 1942 los campesinos pedían aumento al precio de la caña y los obreros pedían aumento al salario y prestaciones, entonces se pusieron de acuerdo obreros y campesinos, elevaron sus pliegos petitorios pero el gerente no les hizo caso. Entonces ellos decidieron unir su lucha, obreros y campesinos y el 9 de febrero de 1942 se declaró el paro obrero-campesino, esto fue reprimido por el ejército que mandó el gobernador, una represión brutal. Desde allí ya empezó una persecución poco a poco intensa, en contra de Jaramillo, de tal manera que en el año de 1943 tuvo que levantarse en armas allá por el veintitantos de febrero y bueno, pues posteriormente yo me incorporé también a la lucha armada.

¿Qué lo hizo decidirse para dejar una lucha pacífica a una lucha armada?

Mira, en primera la forma en que el gobierno procedía, con violencia. Habían matado a varios compañeros y cuando se levantó tanto Ávila Camacho, que era el presidente, como Lázaro Cárdenas se preguntaron, “¿bueno, por qué Jaramillo?” Entonces mandaron a un capitán de apellido Meza, éste quiso ir a la montaña a buscar a Rubén para platicar con él pero antes habló con obreros. Los obreros casi lo pendejearon: “¿porqué señor, usted como militar cree que Jaramillo lo va a recibir?, ese asunto déjelo para nosotros”. Pues se formó una comisión de obreros y campesinos y en esa comisión iba un hermano mío y un hermano de Rubén y pedí autorización para ir, no como miembro de la comisión, sino como observador, y me fui con ellos al norte. Observé el ambiente guerrillero, vi que Jaramillo no tenía personas que pudieran asistirlo, ya sea pues cuando él atendía a compañeros o en su ausencia. Entonces pensé, “bueno, necesita Jaramillo alguien que sepa escribir a máquina, alguien que pueda platicar con la gente”. Cuando la comisión regresó yo hablé con mi papá, con mi mamá: “Si a Jaramillo le dan garantías, ya no lo persiguen, bien, pero si él vuelve a levantarse en armas yo quiero acompañarlo y pido su autorización”. Mi padre y mi madre me dijeron: “hijo te felicitamos, tienes nuestra autorización, pero cuídate, no cometas violencia contra el pueblo”. Bueno, le dieron garantías a Jaramillo y se fue a vivir a mi pueblo y como unos 10 días después él estaba ahí con una especie de escolta y recibió un recadito el 10 de Julio: “Rubén, cuídate se preparó la policía para irte a buscar”. Entonces mandó pedir dos coches, salimos hacia Cuautla y de Cuautla a la montaña y pues anduve con satisfacción acompañando a Rubén.

¿Cómo era el señor Rubén Jaramillo?

Mira, físicamente era alto, fornido, de edad mediana es decir, no era viejo, tenía alrededor de 43 años por que él nació con el siglo, era un hombre muy calmado, siempre dispuesto a servirle al pueblo, pero cuando se enojaba, era temible.

¿Cómo es la vida de un luchador social dispuesto a servirle al pueblo?

Hermosa. Hermosa por que mira, cuando uno está dispuesto a dar la vida por un ideal, por una lucha, a favor del pueblo, pues no te importa perderla. Se siente satisfacción de una decisión así, realmente es muy bonito.

¿Qué es lo que más recuerda usted de estar peleando al lado de Rubén Jaramillo?

Para mí fue un privilegio, un gran honor estar al lado de un hombre que siguió luchando por los ideales de Zapata. Rubén fue un hombre altamente honesto, no aceptó ninguna dádiva del gobierno y cuando íbamos a llevar a cabo una asamblea, en el 58 concretamente, el enviado del gobernador llegó un poco tarde, el sol ya estaba bajito y pues le dijo a Jaramillo: “Jaramillo, vengo por ti, el gobernador quiere hablar contigo”. Entonces alguien de nosotros, ni siquiera Rubén le dijo: “mira, Rubén no va a salir en este momento a hablar con gobernadores. Dile al gobernador que mañana a las 10 estaremos con él”. Y efectivamente a las diez del día siguiente había alrededor de 500 productores de caña, entonces llegó Rubén y se anunció: “sí, que pase”, y cuando iba a pasar acompañado de algunos compañeros: “no, no, no, ustedes no, sólo él”. Rubén entonces respondió: “si ellos no pasan, yo tampoco. Yo no he pedido audiencia, el gobernador me llama y tiene la obligación de aceptar que pasen conmigo”. “Bueno, que pasen”. Pasaron cuatro, entonces el gobernador en lugar de saludar como debía hacerlo, le preguntó: “Jaramillo -ni siquiera señor, simplemente Jaramillo-, tengo instrucciones de preguntarle ¿dónde quiere vivir, cómo quiere vivir, cuánto necesita para vivir?”. Imagínense ustedes. Entonces Rubén le dijo tranquilamente: “mire, yo soy una persona pobre, cultivo la caña, cultivo la parcela que no es muy grande pero me da lo necesario, tengo una casita donde vivo y no necesito nada de lo que usted me ofrece”. Pues esto dio como resultado que el gobernador se molestara un poco. Entonces le dijo: “Jaramillo, le pido que suspenda usted esa asamblea que tiene convocada”. Jaramillo respondió: “Señor, yo no he convocado ninguna asamblea, me invitan y voy a ir”. Y ahí terminó la entrevista. Efectivamente esto sería como por el día 27 de octubre del año 58. Para esto comenzó a correr la versión de que iba a haber sangre en Zacatepec si Rubén se encaprichaba y llevaba a cabo la reunión. El día 2 de noviembre comenzó a llegar la gente a la orilla de Zacatepec, hay un río y por ahí se fue acomodando. Nos reunimos cerca de 2 mil campesinos con credencial en mano, porque el gerente decía que éramos unos cuantos. Llevamos a cabo una asamblea por ahí cerca del ingenio, cerca de la casa del gerente, tomamos acuerdo, denunciamos los cargos y se levantó acta que firmó el notario público. En ese documento empezamos la solicitud de destitución del gerente. Tardamos un año pero logramos destituirlo.

Por otra parte ahí en Morelos, unos llanos muy grandes, como 40,000 ha que fueron repartidas a gente que no tenía tierras o tenía poca pero nunca la habían trabajado, fueron solicitadas por compañeros que no tenían tierra. Primero felicitaron a Rubén, tanto el Presidente de la República así como el jefe del Departamento Agrario pero ya en el trámite empezó a haber problemas y llegó el momento en que no hubo claridad sobre esto y los compañeros decidieron tomar las tierras. El día 5 de octubre de 1961 amaneció tomado el terreno de Michapa y Guarín. El jefe del Departamento Agrario llamo a Jaramillo: “Jaramillo, es que así no se puede, saca esa gente y seguimos el tramite y entregamos legalmente las tierras”. Jaramillo les dice: “Señor, yo necesito un documento donde usted se comprometa, para llegar y decirle a la gente éste es el compromiso, y ya desalojamos, de lo contrario cómo llego a decirles”. Hicieron un memorando, lo firmaron y sellaron. Salieron los compañeros de las tierras. Siguió el trámite con problemas y otro año más en el que no hubo resultados. Pues ora sí las tomamos y venga lo que venga. Volvieron a tomarlas el 5 de febrero de 1962 y entonces ya no llamaron a Jaramillo del Departamento Agrario, ya fue un grupo militar, es decir, soldados, a desalojarlos. A partir de entonces, las oficinas gubernamentales le cerraron la puerta a Jaramillo y al comité particular que habíamos formado y esto se aunó en cierta forma al plan de persecución de Rubén.

Finalmente el 23 de mayo de 1962, 60 pinches guachos, ¿saben lo que son guachos? Soldados, disfrazados de campesinos, con armamento militar y vehículos de la Secretaria de la Defensa, lo secuestraron de su domicilio, se lo llevarlo para asesinarlo como a 100 m de la entrada de las ruinas de Xochicalco, matándolo a él, a su mujer y a sus 3 hijos.

Esto fue para mi mucho más doloroso que la muerte de mi padre, porque a Rubén lo consideraba como mi hermano. Algo natural, la impotencia me hizo llorar. Yo también he sido perseguido político dos veces y pues me he mantenido en pie de lucha desde el año 42 hasta hoy.

¿Cómo ve México en la actualidad?

Yo veo la necesidad de que redoblemos esfuerzos porque el pinche neoliberalismo nos va a acabar si no actuamos. En primera se dejó de apoyar al campo para producir alimentos, se nos está planteando el plan de que compremos semillas de maíz transgénico, ¿qué va a pasar si aceptamos comprar semillas de maíz preparado? Nuestro maíz criollo se va a perder, y después hagan de cuenta que vamos a tener una cadenita donde siempre tengamos que comprar semilla a las empresas. Y se ha comprobado que el maíz transgénico produce alergias a la gente que lo consume, ¿entonces?

Si usted tuviera la oportunidad de volver a hacer todo lo que ha hecho, ¿lo haría?
Con todo gusto. Ya no puedo caminar, pero haré lo que está a mí alcance y esto que estoy diciendo pues es parte. Quizá no pueda participar en una lucha violenta, pero mi palabra quisiera yo o quiero que la escuchen los jóvenes, que la escuchen los niños, que la escuchen las mujeres, porque las mujeres ya de edad o jovencitas también es un elemento importante en esta lucha. Que los jóvenes, hombres y mujeres, se concienticen y que no teman si morimos en esta lucha, habremos muerto por la patria. Y esta muerte será digna, y esta muerte nos hará pasar a la historia con dignidad.

(Entrevista realizada en Vícam, Sonora durante el Primer Encuentro de Pueblos Indígenas de América)