El diario de Aldo: 122 días en coma

Cristina Pérez Stadelmann

En un cuaderno, los 16 integrantes de la familia que se relevan para cuidar al normalista registran el dolor que todos comparten

Hugo César Gutiérrez está en silencio. No logra expresar nada que no sea rabia y enojo. La quijada firme, las venas exaltadas, la voz quebrada y su rostro adusto hablan de una historia imposible de cerrar debido al coma vegetativo en el que está su hermano Aldo, de 19 años, normalista de Ayotzinapa quien la noche del 26 de septiembre recibió un disparo en la cabeza durante el ataque armado de policías municipales en Iguala.

El proyectil que entró por la región frontal y salió por el lado derecho destruyó 65% de su cerebro. Aldo Gutiérrez Solano cumple cuatro meses en coma (estado vegetativo permanente) en un hospital al sur de la ciudad de México.

Su familia prefiere se omita el nombre del nosocomio, por precaución y por miedo, “pues no sólo cambió la historia de Aldo, sino la de cada uno de nosotros. Este es un dolor paralelo, todos estamos un poco en coma, en estado vegetativo, paralizados, a la espera, con temor, perdimos la confianza, tenemos miedo a que nos hagan algo en el camino y estamos llenos de preguntas que aún no se resuelven”, dice Berenice, esposa de Hugo César, quien al inicio de nuestro encuentro sólo escucha, pero al rato revira:

“Todavía tengo mucho coraje contra esos cabrones con lo que le hicieron a mi hermano. Yo le traigo muchas ganas a esa cabrón que le tiró a mi carnal. Si lo viera haría justicia por mi propia mano. A veces me altero mucho con lo que pasó. Tengo una pistola calibre .22 en casa, y si no fuera por la atención sicológica que estoy recibiendo por parte del gobierno del estado ya hubiera salido a vengar lo que le hicieron.

“Tengo enojo con la vida, estoy herido por ver así a mi hermano Aldo, un hombre deportista al que ahora veo tan delgado y disminuido. El 31 de diciembre le hablé, ... le dije que ya se fuera para la casa... no sé si me escuchó... no vamos a permitir que esto se quede así , quiero que se haga justicia... dicen los médicos que él sí nos escucha, por eso le pongo música en su cuarto; el grupo de rumba que le gusta.

“Hay que bañarlo con esponja, hay que tomarle la presión, hay que ponerle sus donas para las escaras, moverlo, hacerle terapia. Parece que estamos viviendo una pesadilla de la que ya queremos despertar”, relata.

Bitácora de una tragedia

Berenice y Aldo llevan en las manos un diario. Son las notas que día a día van escribiendo, en el que dejan testimonio de las condiciones que enfrenta Aldo, lo que ellos viven a su lado.

Cada semana llega un hermano que permanece con Aldo en el hospital, (son 13 hermanos en total), y en ese libreta van apuntando absolutamente todo: “para que el familiar que llegue al hospital sepa en que va su historial, si tuvo o no fiebre, cuál es el ejercicio de rehabilitación qué debemos aplicar, qué médico vino a verlo, qué dijo...”, explica Berenice.

Abrimos una página al azar. El 31 de diciembre Glorilú —una de las hermanas de Aldo— escribió: “Amaneció tranquilo, no le dio temperatura en todo el día, vinieron los doctores a ver su escara (ordinariamente de color oscuro, que resulta de la mortificación o pérdida de vitalidad de una parte viva afectada de gangrena, o profundamente quemada por la acción del fuego), dijeron que va bien, que tiene buen color, y que le van a poner medicamento y le van a volver a poner la manguera para drenar. Hoy trajeron una dona para ayudar a su escara; en la tarde tampoco le dio temperatura”.

Páginas atrás, el 19 de diciembre, leemos que Josué escribió: “El Doctor T. nos comentó que Aldo se encuentra estable, no hay mayor avance que se pueda observar, por lo que está tomando la postura de un bebé, y necesita cuidados especiales. De su escara hay una parte pequeña que no ha cerrado y hay secreciones. Le dio temperatura a las 4.00 pm, de 38, y su ritmo cardiaco llegó hasta 180. Tuvo hielo hasta que se le bajó su temperatura por la noche. Hay una orden de mantenerlo de un solo lado (derecho) pues por el otro lado le lastima su herida”.

La cama de Aldo está inclinada. Tiene férulas en sus brazos y en sus piernas: “pues su estado pasivo origina que sus miembros superiores e inferiores tiendan a curvearse, y para evitarlo diseñé férulas específicas para su caso médico”, explica el doctor Jorge Flores Sánchez, médico especialista en Ortesis y Prótesis.

A su espalda, Aldo tiene un rosario y una imagen de la Virgen de Guadalupe, su familia colocó en su cuarto imágenes de Jesucristo y una de San Judas, el señor de los casos difíciles.

Su familia permanece en un cuarto cercano al suyo, constantemente atenta y junto a quien antes de los hechos era sumamente deportista, basta ver sus fotografías en su página de Facebook aún vigente para comprobarlo.

Sus fiebres son constantes por lo que deben estar vigilantes de que no aumente. “Nos vamos turnado semana a semana. Le platicamos cómo está el clima, qué día es, hablamos con él, y tiene ciertos reflejos pero no abre los ojos”.

Para Ulises, otro de sus hermanos, Aldo está bien atendido en el hospital en el que permanece. “No tenemos hasta ahora ninguna queja, lo que queremos como familiares es que continúen así de atentos a él pues va a necesitar mucha atención de los médicos por las condiciones en las que está. Pedimos que no lo dejen, que continúe bien vigilado por especialistas”.

La familia ha solicitado otra opinión de médicos cubanos. “Los apoyaremos y se está tramitando el viaje de los especialistas cubanos a México, porque para el gobierno del estado es fundamental brindar tranquilidad y apoyo a la familia de Aldo Gutiérrez Solano y a cada uno de las familias que se vieron afectadas por estos lamentables hechos”, señala la doctora Rosa Isela Solano respecto a esta petición.

Hugo César, su esposa Berenice y toda la familia Gutiérrez Solano —16 en total— están siendo atendidos por el Comité de Atención Integral a Víctimas de Iguala del 26 y 27 de septiembre. Para la doctora Rosa Isela Ojeda Rivera, investigadora de la Universidad Autónoma de Guerrero y esposa de Salvador Rogelio Ortega, gobernador de Guerrero, “la integralidad no solamente responde a la atención física de las víctimas de los hechos, sino también la atención sicológica, y la atención de las necesidades emergentes, es decir, la parte económica. Se tiene previsto el pago de una indemnización a través de un fideicomiso que está por constituirse”, comenta en entrevista con EL UNIVERSAL.

Hoy la familia Gutiérrez Solano está recibiendo aproximadamente 10 mil pesos mensuales por parte del gobierno de Guerrero para cubrir los gastos correspondientes a traslados.

Don Leonel y su esposa, padres de Aldo, viajan también desde Ayutla de los Libres, Guerrero una vez a la semana a la capital, pero deben regresar pronto pues don Leonel trabaja en el campo. “Gano, si bien me va, dos mil pesos mensuales, y mantengo a ocho personas en casa... no puedo descuidar la parcela”.

Aldo permanece inconsciente desde hace 122 días; pero “todos esperamos un milagro; y estamos de pie frente a él, a su lado, ahí en el cuarto del hospital para lo que necesite”, señala Berenice, no sin que Hugo concluya: “Yo le he dicho a mi hermano que se tome el tiempo que necesite para regresar. Que si está cansado que descanse, y que cuando quiera regresar que regrese, que aquí lo estaremos esperando”, dice Hugo, ese hermano mayor que dicen tiene los ojos brillantes igualitos a los de Aldo.


Video en el que hablan familiares de Aldo


Galería de fotos