HANT COMCA´AC, LO SAGRADO NO TIENE PRECIO

HANT COMCA´AC, LO SAGRADO NO TIENE PRECIO

Durante casi trecientos años de Colonia, el Territorio Comca´ac, ubicado en el
Golfo de Baja California en el hoy estado de Sonora, no fue del interés para la
explotación minera, ni agrícola, el aislamiento geográfico los mantuvo al margen de la conquista. La expansión de las misiones jesuitas al norte del país ocasionó múltiples encuentros violentos entre las fuerzas del ejército virreinal y las tribus nómadas del norte, la resistencia diezmó a la mayor parte de la población indígena. Para sobrevivir, los Comca´ac tuvieron que replegarse en la Isla de Tiburón y a campamentos más alejados de los invasores españoles. La persecución se detuvo parcialmente tras la expulsión de La Compañía de Jesús de las colonias españolas a mediados del siglo XVIII.
El exterminio de las tribus del norte se convirtió en una política de Estado durante el desarrollo agrícola e industrial impulsado por Porfirio Díaz a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.

Las nuevas tecnologías diseñadas para adaptar los suelos a la actividad agrícola y ganadera, y las políticas económicas de orden, progreso y desarrollo, impulsaron una nueva ola de despojos territoriales, a través de la invasión y el exterminio de la población nativa. En 1904 se emprendió una nueva ola de exterminio, los nuevos empresarios apoyados por el entonces gobernador de Sonora Rafael Izabal, viajaron a la Isla del Tiburón para eliminar a los comca´ac, dejando a solo unos cuantos con vida. Después de la Revolución Mexicana, los comca´ac fueron incluidos en dentro de la Reforma Agraria la cual les devolvió parcialmente su autonomía territorial y política a partir de la propiedad ejidal y comunal de una pequeña parte, de lo que fueron sus antiguos dominios terrestres y marítimos.
Actualmente los herederos de aquellos hombres y mujeres que lucharon aguerridamente contra la invasión, persecución y muerte en la defensa de tu territorio y su identidad, tienen en casa un nuevo desafío ante la nueva ola de despojos territorial. Las Reformas estructurales del actual Gobierno Federal han facilitado la entrada económica al nuevo fenómeno del extractivismo, basado en la apropiación los bienes naturales a través de la compra y coacción de los habitantes propietarios de aquellos preciados bienes para el mercado. En lo que David Harvey, ha llamado “la nueva espacialidad del capital”, se recurre al uso de herramientas políticas y tecnológicas para favorecer la acumulación del capital a través del despojo territorial a poblaciones, principalmente de talante indígena y campesino.
El despojo de los bienes naturales a través de la renta de la tierra es la base de la nueva acumulación de capital, los propietarios reciben un pequeño porcentaje de las ganancias totales de la explotación minera o agrícola. Después del agotamiento los minerales y los suelos, los capitales se retiran a nuevos espacios de extracción y producción, dejando tras de sí, una ola de muerte y destrucción, los costes sociales y ecológicos van más allá de todo precio que el dinero pueda pagar. Y ejemplos en México sobran, principalmente en Sonora ante el actual derrame de materiales tóxicos al Rio Sonora por parte de la minera Grupo México, y la disputa por el Rio Yaqui ante el Estado, son muestra de la decadente dinámica político económica de la nueva era del capital, que busca legitimar su expansión por la vía política, y a través de la violencia ante las comunidades en resistencia.

Después de casi un año de negociaciones, mitotes, y conflictos han llegado las
máquinas excavadoras al Territorio Comca´ac. La falta de información y la gran necesidad producto de la marginación económica y política de la Nación
Comca´ac, ha llevado a algunas familias a tomar decisiones repentinas y sin
consulta alguna a las autoridades ejidales y comunales correspondientes para
permitir el acceso de maquinaria pesada el día de hoy al lugar conocido como la Peineta (Hast heemla). Esta primera incursión minera al Territorio Comca´ac opera bajo el nombre de “Minera La Peineta”, utilizando el mismo nombre del santuario natural, las máquinas de extracción se abren paso para tomar “algunas muestras” de material rocoso. Ubicado aproximadamente a unos 20 km del poblado de Punta Chueca (Socaiix), reconocido como un resguardo arqueológico y socialmente significado durante siglos para los Comca´ac. “Todo nuestro territorio es sagrado, estamos viviendo sobre los huesos y la sangre se nuestros ancestros. No queremos que nada de eso se mueva de ahí, porque si se mueve algo de ahí, algo peor nos va suceder como pueblo, los espíritus piden no ser molestados” (Zara Monrroy).

Por Jesús Ernesto Ogarrio y Zara Monrroy