No a la farsa electoral

En un discurso poco usual entre autoridades universitarias, el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, Alejandro Vera Jiménez expresó algunas de las ideas que se abren paso en el México que se desangra: contra los políticos corruptos, rechazo a elecciones, contra la impunidad y por supuesto, por la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa. El tiempo dirá si estas fueron puras palabras o si el rector las tradujo en actos, por lo pronto, sirven para colocar sobre la mesa uno de los temas cruciales para la sociedad mexicana: cómo lidiar con una casta política corrupta y criminal...


Discurso íntegro pronunciado por el rector Vera Jiménez el miércoles 22 de octubre.

La comunidad universitaria de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos, ha tomado las calles de Cuernavaca y desde aquí, hermanada en una sola voz, con otras instituciones de educación superior en el país, más de 100, les expresa a los deudos de las 6 personas asesinadas en Iguala, el pasado 26 de septiembre, así como a los familiares, compañeros y amigos de los 43 estudiantes de la Escuela Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa su más profunda solidaridad, y como bien lo expresó el Ejército Zapatista: su dolor es nuestro dolor, su rabia es nuestra rabia, sus exigencias son también las nuestras.

De manera especial, quiero enviar un saludo solidario y fraterno a la familia de José Luis Luna Torres, joven de 20 años, originario de Amilcingo Morelos y estudiante de la Normal “Raúl Isidro Burgos”, quien se encuentra entre los 43 desaparecidos.

Familiares de José Luis, familia Luna Torre, Marisol que estás aquí con nosotros, no estás sola, los universitarios de Morelos estamos con ustedes y con todas las víctimas del país, nos ponemos a sus órdenes para lo que necesiten y se les ofrezca, nos ponemos a sus órdenes para seguir luchando.

Ciudadanos de Morelos, colegas universitarios, jóvenes estudiantes.

Desde esta plaza pública exigimos a las autoridades federales, estatales y municipales, la aparición con vida, ya, de los 43 jóvenes desaparecidos.

Exigimos también, el que se haga en este caso y en general en el caso de todas las víctimas que día a día se acumulan en las escandalosas cifras de desaparecidos y configuran una profunda emergencia nacional, justicia verdadera. Justicia para los familiares de Ricardo Esparza Villegas, alumno del Centro Universitario de Los Lagos, quien fue asesinado este lunes.

No nos van a callar, no nos van a desmovilizar, antes al contrario, junto con universidades hermanas, junto con estudiantes y jóvenes de todos los rincones del país, junto con la sociedad civil, nos daremos a la tarea de enfrentar la crisis de Estado en la que nuestro país está inmerso, dándonos desde abajo, nuevas instituciones.

Desafortunadamente los acontecimientos del 26 y 27 de septiembre en Iguala, Guerrero, no son hechos aislados: “entre fines de 2006 y mediados de 2014 han desaparecido más de 22 mil personas en México. Es decir, llevamos poco menos de 8 años con un promedio de 240 desaparecidos al mes, lo cual equivale a un contingente como el de los 43 normalistas de Ayotzinapa cada 6 días”.

Sin duda lo sucedido en Ayotzinapa es escalofriante, como lo es también lo sucedido en Tlatlaya, pero vistos en el contexto nacional no son particularmente excepcionales y ello es lo grave.

Ello es lo que nos indigna, ello es lo que no produce una profunda rabia, porque vemos que la clase política mexicana está más empeñada en defender sus cotos de poder, que en impulsar políticas que reviertan la dinámica de barbarie en la que nos encontramos.

La clase política se rasgó las vestiduras cuando se habló de que México era un Estado fallido y hoy, con los sucesos de Guerrero y antes en Michoacán y en Tamaulipas, y en el Estado de México, y en Veracruz y en nuestro propio Estado de Morelos, nos da elementos para afirmar que México es hoy, un narco Estado y no lo vamos a permitir.

¿Cuál es el terreno que ha permitido que la semilla del narco estado crezca y florezca en nuestro país?

La desigualdad, la impunidad y la corrupción.

En México, la población más rica obtiene 19 veces más ingreso, que el 10% de la población más pobre. Eso es inadmisible ya, eso es inaceptable, es en verdad indigna una clase política que camina por la izquierda y después cambia para tomar camino por la derecha, que no es capaz de llevar a buen puerto, políticas distributivas y revertir en sus condiciones y raíces la creciente desigualdad.

Es en verdad inaceptable que como sociedad estemos sepultando la fraternidad, la solidaridad, la generosidad, acicateados por la caca del diablo, el dinero.

Es en verdad inaceptable que como país, estemos condenando a nuestros niños y jóvenes a la desesperanza, a la miseria y a la frustración.

¡Ya basta!

“La impunidad en México es total”, tituló ayer el periódico español El Mundo a la nota en la que informaba a sus lectores sobre los acontecimientos en Iguala, Guerrero.

No está lejos de la verdad, la PGR afirma que en México quedan en la impunidad el 93% de los delitos. A ello hay que añadir que el 92 % de los delitos no se denuncia.

Es en verdad una verdadera catástrofe, es la prueba fehaciente de que hoy en México, no hay Estado de Derecho, ¡Basta ya de simulaciones y mentiras!

Nuestra convivencia está seriamente lastimada por la impunidad y en especial la impunidad de quienes han propiciado el estado de cosas que hoy vivimos. Combatir la violencia con violencia es en verdad un despropósito, es querer apagar el fuego con gasolina.

Revelémonos en contra de la impunidad, no permitamos que se diluyan en la palabrería demagógica de la clase política y de los partidos que los cobijan, exijamos que quienes tienen responsabilidades, bien sea por un actuar ilícito, bien sea por omisión, reciban castigo. Y las víctimas de los familiares justicia verdadera.

No basta pedir perdón, hay que aceptar las responsabilidades y someterse al imperio de la ley. Es claro hoy, que en lo de Iguala hay muchos políticos omisos. Exigimos sean llevados ante la ley.

En el 2013, México se ubicó en la posición 106 de 177 países en la percepción de la corrupción.

Entre los países que integran la OCDE, México se ubica en la última posición de la tabla en materia de corrupción, por debajo de países como Italia y Grecia.

La corrupción en nuestro país es una verdadera gangrena que ha corroído la trama institucional y ha contaminado de manera brutal la relación de los ciudadanos con los gobernantes, con la clase política.

“El que no transa no avanza” decimos con cínica picardía los ciudadanos, pero la clase política en este país lo ha tomado como el lema de su actuar cotidiano.

¡Ya basta! México y los mexicanos no nos merecemos gobiernos y políticos tan corruptos como los que tenemos.

¡Ya basta! la corrupción es el agua que riega las semillas de la impunidad y es la impunidad la patente de corso para delinquir.

“La corrupción legalizada –dice Edgardo Buscaglia– es el aparato circulatorio de la delincuencia organizada y es lo primero que hay que cambiar”.

Desigualdad, impunidad y corrupción son sin lugar a dudas, los problemas estructurales que configuran la emergencia nacional en la que estamos inmersos.

Las fosas que a propósito de los hechos en Iguala el pasado 26 de septiembre, han aparecido, le dan la razón al Padre Solalinde, quien expresó en días recientes en la Ciudad de Puebla: “En este sistema económico político la gente no vale, no importa, y sólo es un instrumento para generar riqueza. Al mismo tiempo, vemos una degradación política. Vemos una función pública que va por el poder y el dinero. Vemos un país que es una fosa común general. Por donde rasquen, vemos muertos”.

Como dice el compañero Javier Sicilia: ¡Ya basta, estamos hasta la madre!

Y si los políticos no lo entienden y si los políticos no lo quieren entender porque en su decir cuentan con indicadores y encuestas que les muestran que las cosas marchan bien, que con su pan se lo coman.

Es hora de que los ciudadanos, de cara a las próximas elecciones de 2015, empecemos ya, a explorar alternativas.

Convoquemos a un gran debate nacional, convoquemos a múltiples movilizaciones nacionales que se ocupen del tema y, si la voluntad de los ciudadanos, nuestra voluntad, es ausentarnos de las urnas, hagámoslo, hagámosles a los políticos, un boicot político, un paro político, dejémoslos con su boletas y sus urnas, no nos convirtamos en cómplices, no los legitimemos. A los rectores de las más de 100 universidades les invito a que no aceptemos cargos de elección popular, que no nos hagamos cómplices. Compañeros rectores no aceptemos sus migajas sigamos luchando desde nuestra trinchera de la educación y el desarrollo de nuestro país, por nuestros jóvenes sigamos con el lápiz y el papel luchando para sacar adelante este país.

Hago mías las palabras de Edgardo Buscaglia y propongo que ustedes también se apropien de ellas: “Este tsunami de sangre ha despertado a la sociedad civil en México, ¬–dice Buscaglia– pero hay que ir más allá de pedir justicia por la tragedia en Iguala; hay que prevenir que más masacres ocurran. Hay que rescatar al Estado de los gobernantes que lo han secuestrado. Se trata de salvar vidas y para ello se necesita un movimiento social fuerte y unido desligado de estos poderes formales, cómplices de la delincuencia”.

Compañeros no nos presentamos a las urnas, no hagamos de esto un circo como el que han hecho tantos políticos, y mientras sigan sin aparecer los 43 compañeros de Ayotzinapa y mientras sigan presentándonos candidatos vinculados al narco y a los filtros de selección de candidatos de los partidos políticos no estén transparentados por la ciudadanía, digamos no a las elecciones.

Hoy, parafraseando al Ejército Zapatista de Liberación Nacional, los Universitarios de la UAEM les decimos a todas las víctimas de nuestro país, en especial a las que como dijera la hermana de José Luis Luna Torres, como dijera Marisol: “…su sufrimiento es como estar muriendo lento”, por los asesinatos en Iguala y por la desaparición de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa, que su dolor es nuestro dolor, que su rabia es nuestra rabia.