De huelgas de hambre y otras luchas…

*Agradecemos el trabajo de nuestros compañeros y compañeras del Frente Autónomo Audiovisual. Imágenes en Rebeldía por el trabajo tan importante realizado en el caso de Mario González.

Como recurso de presión y lucha no es fácil declararse en huelga de hambre, mucho menos en un contexto como el mexicano, donde se ha perdido esa capacidad de escucha por parte de la clase política. Si es que alguna vez existió. Pero lo que resulta más complejo y, seguramente, impotente, es que no haya un reflejo visible de que la sociedad civil reaccione a uno de los métodos de lucha más duros, probablemente el más desgastante de la protesta.

No es posible afirmarlo, pero tal vez por la cabeza de Mario González, joven estudiante del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan, preso en el Reclusorio Preventivo Varonil Oriente desde el 2 de octubre pasado, pase la necedad del rebelde, del que se sabe inocente y no permitirá poner en duda su derecho a la libertad. Su caso es excepcional porque es acusado de delitos que no cometió y que a todas luces son parte de un andamiaje ilegal: es detenido en un camión del transporte público antes de la manifestación en donde presuntamente cometió actos vandálicos que representan el delito de ataques a la paz pública. Y si por eso obtuvo la libertad bajo caución, al poner un pie fuera del penal volvió a ser aprehendido luego de que la jueza Marcela Angeles Arrieta, determinara que el haberse cambiado de nombre era una falsedad de declaraciones y que además Mario representaba una peligro para la sociedad. Él está en huelga de hambre desde entonces.

Sería bueno que mucha gente estuviera afuera del penal al pendiente de la salud de Mario, de sus cartas y de sus palabras que a cuenta gotas le permiten sacar. Sin embargo lo que es definitivamente necesario es que existan movilizaciones para presionar a las autoridades responsables de la injusta prisión. Un estudiante y militante político como Mario no puede morir en las cloacas de la cárcel, no puede dejar el respiro vital en una huelga de hambre que nadie quiere escuchar.

Es muy fácil dejarse llevar por las palabras de los medios de comunicación corporativos y caer en el falso discurso de los buenos y los malos, obviamente para dejar en el olvido a un joven considerado malo por el Estado. Malo por haberse mostrado inconforme con las reformas educativas de los CCH’s y por haber protestado en consecuencia. Es considerado como un malestar por parte del dr. José Narro, quien con total alevosía previó su detención y de alguna manera alimentó amenazas previas. Pero a pesar de esta actitud sostenida por el discurso de las televisoras, las radios y los periódicos; mucha gente sabe que las cosas no son así y que personas como Mario, con sus actos de protesta, su lucha, su carácter rebelde, no son condenables por ello.

Estuve muy cerca de conocer a Mario el día en que lo esperábamos afuera del reclusorio Oriente. Aquella noche la salida de los detenidos del 2 de octubre se había retrasado lo suficiente para empezar a sospechar, justo rondando las tres de la mañana vimos con molestia como algunas decenas de granaderos aparecían en la escena y se apertrechaban a la salida de la aduana. Como si esperaran una respuesta violenta, cuando tan sólo íbamos a recibir a quienes estaban recluidos injustamente.

En la abrupta excarcelación un suceso cimbró el ánimo de las personas que ahí estábamos. De quienes documentábamos el momento: justo cuando Mario, ubicado al principio de la fila pisaba las afueras del edificio de aduana, dos custodios le mostraban un documento apócrifo y lo detenían nuevamente para ingresarlo ante la mirada atónita y el coraje de sus compañeros que no pudieron hacer nada para detener esta acción. La respuesta de los funcionarios del penal, y sólo porque el abogado Guillermo Naranjo (Liga de abogados 1 de Diciembre) estaba presente y lo exigió enérgicamente, fue la de mandar a dos «policías de investigación» o judas, haciéndose pasar por abogados de guardia, y sin identificarse ante los familiares o el abogado mismo.

¿Es esta la justicia a la que tanto apela el gobierno capitalino? Tan poco valemos para que ni siquiera una respuesta concreta y clara se le de a la familia luego de que Mario volvió a ingresar al Reclusorio.

Mario ya cumplió 29 días en huelga de hambre, pasó el límite que marca la salud para evitar los estragos irreversibles. Y se mantiene firme. Al día de hoy se espera que en una audiencia, este miércoles 6 de noviembre, el Tribunal Supremo de Justicia del Distrito Federal le dicte fianza y pueda alcanzar su libertad. De lo contrario mantendrá la huelga de hambre hasta las últimas consecuencias.

En el México de hoy, las recientes huelgas de hambre las han protagonizado madres de desaparecidos, bomberos despedidos, maestros universitarios agredidos y violentados, presos políticos del 1 de diciembre de 2012 y ahora Mario, estudiante que cree en un mejor camino para la educación y que sabe que es inocente. Por su parte, el gobierno capitalino no muestra ninguna voluntad de resolución favorable. Para los funcionarios de este gobierno, Mario se merece estar recluido y ser condenado como criminal. Es esta una de las facetas de la criminalización de la protesta social para mandar un mensaje a los jóvenes que decidan disentir y lo expresen abiertamente, es un mensaje para desmovilizar a los sectores estudiantiles que aún mantienen enarboladas demandas legítimas.

La huelga de hambre se mantiene como un recurso de protesta y de lucha, se mantendrá en los siguientes años como un recurso drástico para presionar a las autoridades, locales o federales, a llevar a cabo su trabajo tal y como lo marca la ley. En el caso de Mario, esperamos que su salud no empeore demasiado y que por fin se le conceda el recurso de la fianza para que pueda llevar su proceso afuera del reclusorio. No porque sea ésta la salida sino porque necesitamos que jóvenes como él estén sanos y firmes para continuar con la lucha para la transformación del país.

There is one comment

  1. Lesbia

    Que lástima que los profesores del CCH Naucalpan se puedan quedar CALLADOS ( la mayoría) ante estos hechos y lo único que hagan sea pelear por sus migajas. Callar es aceptar todas estas atrocidades que hacen con un joven que lucha contra un sistema que lejos de garantizar su mínimo desarrollo, en la actualidad les arrebata su derecho a discernir. El director Benjamín Barajas, junto con el Dr. Narro llevaran en su conciencia los daños que pueda tener Mario González.
    Yo fui alumna hace muchos años de ese CCH, y ahora me da asco su planta académica que ni siquiera crea CONCIENCIA con sus alumnos para que vayan y le exijan al director, al rector (que solo le gusta aparecer en los medios como una verdete, dando declaraciones incongruentes con su hacer en la UNAM) que intervenga por algo que es injusto, Mario no merece morir solo por expresar su ideología.

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