El maestro luchando, también está enseñando... a luchar!

México, D.F. Viernes, 13 /09/2013

Lo que sucedió hoy fue que alrededor de la 1:00pm empezaron a correr rumores, cada vez más fuertes, respecto al inminente desalojo de los maestros. Unos compañeros de la UNAM tomamos la decisión de ir, al menos para recoger testimonio y difundir en las redes a través de nuestros celulares.

Al llegar a Hidalgo (ya varias estaciones estaban cerradas) salimos y nos dirigimos al Zócalo. En el camino nos dimos cuenta de que todos los locales cercanos al plantón estaban cerrados -yo me acerqué a un comerciante que estaba cerrando su local y le pregunté la razón de ello, me dijo que habían ido los policías a decirle que cerrara-. Seguimos caminando hasta llegar al plantón, entonces nos dimos cuenta de que los policías estaban cerrando todas las salidas y en cuestión de minutos quedamos encerrados (eran 3:00pm aprox.). Había una profesora con megáfono informado que la negociación se había roto (parece que minutos antes estaban en negociaciones) y que daban hasta las 4:00pm de plazo para desalojar (¡pero por dónde si estábamos cercados!).

Los maestros no se amedrentaron, sabían lo que pasaría. Nos dijeron a los presentes que no entráramos en provocaciones cuando se terminara el plazo, que sólo nos replegáramos por las rutas que se fueran marcando y que estuviéramos unidos. Ellos, por lo pronto, alimentaban la barricada que habían alzado con fuego (cosa curiosa: hasta ese momento entendí por qué usaban fuego, no es para hacer destrozos ni intimidar, es porque el calor y humo de la fogata impide cierto acercamiento de los policías y da tiempo para correr), también se alzó el adoquín de las calles para usar esas piedras en caso necesario.

Mientras pasaba esto, yo traté de encontrar un lugar donde dejar mi mochila, pues traía un libro de la biblioteca y no quería perderlo. Fui a los locales aledaños a tocar puertas pero nadie me abrió; un hotel aun no cerraba sus puertas y cuando le dije a la encargada si podía dejarle mis cosas, me miró despectivamente y dijo que no. Luego vi otro hotel, ahí los encargados tenían mucho miedo de guardar cosas de alguien que tuviera algo qué ver con la manifestación (me recordó a la película Rojo Amanecer), total que tuve que regresarme con todo y cosas...

Ya casi era la hora y vi que muchos usaban paliacate (por los gases lacrimógenos) entonces fui a buscar un pedazo de tela para hacerme uno y tomé además, de la calle, resignadamente, mis piedras (por si acaso) y un tubo que deseché enseguida, al pensar que de nada me serviría si no tengo gran fuerza en los brazos. Luego noté a los reporteros que valientemente nos acompañaban y les pregunté que si a ellos no les hacían nada, me dijeron con expresión grave que no los respetaban como espectadores, que se arriesgaban igual que un manifestante..., o a veces más.

Dieron las 4:00pm y se sentía gran tensión en el aire -no era como cuando el 132, que si no provocabas, no te atacaba la policía-, se sabía que la consigna de los policías era moler a golpes a quien pudieran, sin embargo, se llamaba a no provocar. Las 4:00pm y empezamos a ver gente correr hacia nosotros, oímos ese ruido ya familiar de los policías avanzando ordenada e implacablemente. A ratos caminábamos y a ratos corríamos y es que, quien haya estado ya en marchas, sabrá que los policías avanzan pausadamente, por tramos. Se detienen unos minutos y vuelven a avanzar.

Quedamos todos sobre una calle y, cuadra por cuadra, nos fueron replegando, cuadra por cuadra los maestros levantaban la valla de fuego para darnos tiempo de correr, cuadra por cuadra volteábamos a las calles laterales y veíamos a gente (mucha gente) replegada atrás de vallas, viendo como nos perseguían pero imposibilitadas -por el cerco policiaco- de ir a auxiliarnos.

Llegamos a Eje Central y ahí una gran marcha nos esperaba, aplaudiendo a los maestros y gritando consignas como "no están solos", éramos ahora muchísimos y pensamos que ahí terminaría el asunto. Pero no, los policías volvieron a intervenir y partieron la marcha en 3, golpeando a quien desafortunadamente se quedaba atrás. Y así, entre pequeñas treguas y corretizas, llegamos al Monumento a la Revolución, donde se empezaron a reagrupar los maestros, y donde a esta hora permanecen, despojados de todo.

A todo esto que cuento, se me hace complicado darle una redacción lineal, porque mientras esto sucedía con nosotros, nos llegaba información de todos lados: Golpeados y encapsulados en la calle tal…, perseguidos en los metros…, allanamiento en tal lugar (sí, como en la película)…, detenciones arbitrarias…, unas niñas de secundaria que estaban sentadas afuera de un metro, golpeadas, porque a los bestias de los policías se les daba la gana (y por consigna también) golpear a quien encontraran a su paso...

Pero también llegaban otras noticias: algunos vendedores ambulantes que se unían a nosotros para defendernos, algunos cuantos trabajadores que mandaban al carajo a sus patrones y se unían a los contingentes. Sabíamos que no estábamos solos, ora el IPN saliendo en contingente para llegar hasta nosotros, ora la UNAM, ora la UAM, ora los CCHs, ora Oaxaca manifestándose por esos lejanos rumbos, ora otro estado y otro y otro…, y verdaderamente se sentía la unidad, verdaderamente nos sentíamos parte de algo grande…

Y ora la rabia por la situación del país y la gente que todavía cree que esa bola de rateros nos representa y no ven lo que se nos viene encima con las Reformas Estructurales… ¿A quién beneficia la reforma fiscal, por ejemplo?, ¿cree, usted que me lee, que le alcanzará para comer con los impuestos que vienen? -Y ya no hablemos de otras necesidades, también básicas- … ¿Le alcanza ahora, vive usted desahogadamente?

A usted que me lee, ¿cree que le condonarán 3 mil millones de pesos en impuestos como a telerisa?, ¿que los grandes empresarios pagan impuestos proporcionales (si es que pagan) a las ganancias de la empresa? Ganancias a costa de los trabajadores, que no se olvide eso, esa gente burguesa nada es sin los trabajadores. ¿O acaso ellos echan a andar los engranajes del país?, ¿cuándo han visto al Sr. Slim abriendo un Sanborns a primera hora, ateniendo en el comedor o yendo a cobrarle la factura de Telmex en persona?, ¿cuándo a Azcárraga vendiendo membrecías de Sky? ¿No verdad? Los grandes magnates del país y del mundo son nada sin los trabajadores. Por eso le temen a los paros.

Lo que me queda claro con la CNTE es que ellos no están luchando por abrogar una reforma para evitar ser evaluados (no se engañen, la reforma educativa es una reforma laboral enfocada a los maestros, ¿o acaso alguien ha escuchado hablar de cambios en los planes de estudio, por ejemplo?, ¿en el enfoque pedagógico o cosas por el estilo?). Lo que me queda claro es que los maestros están luchando por algo más que abrogar la Reforma Educativa, por algo más que no dejar pasar las Reformas Estructurales: Están luchando por dignificar al trabajador, al pueblo. Están luchando contra una cultura de agachones, están luchando contra la cultura del “no pasa nada”, del “mientras no me afecte a mí”, están luchando contra décadas de opresión ... Y me parte el corazón verlos con los zapatos rotos y la ropa gastada, reducida su dignidad de profesores a simples despojos de una sociedad que no los quiere; porque la educación, ni es atractiva, ni es rentable...

Pero no, pero luego veo sus rostros, la mirada inteligente, la expresión decidida y la voz afable. Y entonces veo que no, que la dignidad la conservan .Y luego también veo a todos los que hoy estuvieron en las calles y me doy cuenta de que también en eso me engaño, que también en eso me han hecho una jugarreta los sentidos obcecados por la burguesía, me doy cuenta de que la sociedad si los quiere, que la sociedad somos todos y que no todos nos compramos el cuento que nos quieren contar. Y entonces me doy cuenta de lo que está pasando, de lo que debe seguir pasando:

¡Lucha, resistencia y unidad!