A propósito del Dia Internacional de la Lengua Materna

El 21 de febrero se conmemora el día Internacional de la Lengua Materna, una fecha proclamada por la UNESCO el año 2000.

En nuestro país se reconoce oficialmente la existencia de 68 agrupaciones lingüísticas, 364 variantes lingüísticas, de éstos últimos 27% están en peligro de desaparecer. Es vergonzoso decir que en México no se respeta ni se valora las lenguas que hablan los pueblos originarios, desde la invasión española hasta ahora persiste la discriminación y el desprecio hacia las culturas, las lenguas y personas que hablan una lengua indígena. Por lo menos en estos días los funcionarios vinculados a las dependencias indigenistas realizan actos alusivos, justificando de esta manera que están preocupados por las lenguas indigenas. También hay actos y actividades de organizaciones indígenas y sociales que aprovechan estas fechas para visibilizar la existencia y denunciar la situación por la que atraviesan las lenguas originarias.

Desde el poder se ha hecho poco realmente para impulsar su respeto y valoración, son múltiples los obstáculos y los problemas que enfrentan los hablantes de las lenguas indígenas, a pesar de algunas reformas que se han dado, como la expedición de la Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas en 2003 y la puesta en marcha en 2005 del Instituto Nacional de las Lenguas Indígenas (INALI), sin embargo actualmente en las oficinas de ministerios públicos, juzgados, Procuraduría Agraria o en el sector privado como los bancos donde acuden cientos de indígenas a retirar los envíos que hacen sus familiares de Estados Unidos, por mencionar sólo algunas oficinas que frecuentan los hablantes de lenguas indígenas, no hay personal permanente ni capacitado para dar una atención digna en su propia lengua.

El desprecio a las lenguas de los pueblos originarios en realidad forma parte de algo más grande: el desprecio a los pueblos y su cultura y su intención de tenerlos siempre sometidos. Desde el gobierno y el poder este desprecio se ha traducido, por un lado, en falta de reconocimiento en las leyes de sus derechos colectivos como los planteados en los Acuerdos de San Andrés y, por otro, lado en políticas públicas tendientes a romper el tejido social y debilitar su cultura e instituciones propias, como lo que actualmente se vive en la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias- Policía Comunitaria.

Las formas de desprecio y discriminación que sufren los hablantes de las lenguas originarias todos los días son actos y situaciones específicas muy variadas: desde catalogar a sus lenguas como dialectos, como lo hizo Enrique Peña Nieto en un discurso que dio después de su toma de posesión como presidente de México, hasta concebir su arte como artesanía o sus creencias como supersticiones. Otra muestra del desprecio es la manipulación de los indígenas de parte de políticos, quienes se aprovechan de sus necesidades y pobreza para someterlos a sus intereses, en este sentido por ejemplo, no se puede dejar de mencionar los actos de manipulación y movilización masiva de indígenas de parte de gobernantes, como lo hizo el gobierno de Guerrero con niñas y niños indígenas el día 4 febrero en el acto de instalación de la Comisión para la Armonía y Desarrollo de los Pueblos Indígenas de Guerrero.

En Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, por ejemplo, hay muchas formas de desprecio hacia los hablantes de las lenguas indígenas, que a su vez son productos de la ignorancia y de la política que se aplica hace años. Hoy en día hay personas que consideran que ser indígena y hablar una lengua indígena como Ñomndaa, Ñu Savi o Me’phaa es signo de atraso. Es increíble, pero en las en los aulas, donde se supone se imparte una educación tendiente al desarrollo humano integral, hay docentes que prohíben que los estudiantes utilicen su lengua materna para comunicarse con sus compañeros, más aún se castiga a los alumnos que lo hacen, esto sucede por ejemplo en la escuela secundaria técnica 71 de Xochistlahuaca y seguramente que no sólo en este centro educativo, en donde priva un ambiente de ignorancia y racismo.

Sin duda alguna, las instancias de educación y formación son fundamentales para combatir la discriminación y el desprecio hacia las lenguas, las culturas y los indígenas. En mucho se fortalecerían las lenguas originarias de México si los maestros y maestras de preescolar y primarias que se ubican en los territorios indígenas, en vez de utilizar la lengua materna de sus alumnos como puente para castellanizar, llevaran a la práctica realmente una educación bilingüe e intercultural. Mucho ayudaría si en las escuelas secundarias de las zonas indígenas, en vez de prohibir y castigar a los alumnos que se comunican en su lengua materna, se replantearan para responder realmente a las necesidades culturales de las comunidades, lo mismo en las escuelas del medio superior y superior. Mucho ayudaría si las comunidades y pueblos crearan sus propios medios de comunicación, como las radios comunitarias, en donde las lenguas indígenas se utilicen a diario. Mucho ayudaría si en el hogar no se deje de enseñar a los hijos y las hijas a hablar con orgullo su lengua materna.

En realidad el uso cotidiano de la lengua materna, oral y escrito, en todos los ámbitos del quehacer comunitario, por los propios hablantes, es donde reside la sobrevivencia, resistencia y vitalidad de las lenguas de los pueblos originarios.

David Valtierra Arango