Discurso del 14 de septiembre sobre los incomunicados

Discurso del 14 de septiembre sobre los incomunicados

Mumia Abu-Jamal

5/9/2012

¡Hermanos y hermanas! ¡Mis queridos carnales! ¡Camaradas de lucha!

Muchas gracias a todos por venir a esta reunión.

Ustedes quizás crean que saben algo sobre estar presos incomunicados, pero en verdad, no saben. Quizás han amado a alguien que ha vivido en carne propia esa experiencia, y les ha contado algo sobre eso.

Sin embargo, yo todavía digo, Ustedes no saben nada de eso.

Saben la palabra; pero entre la palabra y la realidad, existe un mundo.

Y ustedes no conocen ese mundo.

Lo más cercano que podríamos decir es que es como vivir en otro planeta. Un planeta en el que el aire es diferente; donde el agua es diferente; un planeta en el que la vida salvaje, la flora y la fauna significan cosas totalmente diferentes.

Porque, así como saben la palabra tortura, no saben cómo se sufre la tortura.

Porque estar preso incomunicado es tortura.

Tortura a manos del estado.

Tortura oficial.

Tortura sancionada por el gobierno.

Algunos podrían decir que eso es una hipérbole, o una exageración.

Pero yo he vivido preso incomunicado por más largo tiempo que muchos norteamericanos que han sobrevivido, quizás más largo tiempo que todos los que han sobrevivido.

He visto a hombres volverse más locos que cabras acorraladas debido a la soledad que les destrozó el alma. Hombres que se cortaban los brazos hasta que parecían como rieles de ferrocarriles. Ú hombres que ellos mismos se quemaban vivos.

Eso no es algo que he leído en libros de psicología, o en reportajes periodísticos.

Yo lo he visto con estos ojos, con los que escribo estas palabras. Yo he olido la sangre. He olido el hedor nauseabundo del humo.

¿Por qué? Porque los seres humanos somos criaturas sociales, y estar preso incomunicado mata eso que está dentro de nosotros que nos hace humanos.

¿Por qué esos hombres se hacen eso (a ellos mismos)?

En verdad no podemos saberlo, pero si yo pudiera imaginar, diría que ellos simplemente lo hacen para sentir. Para sentir algo. Para sentir como si todavía estuvieran vivos.

He visto a hombres con las manos esposadas ser brutalmente golpeados; golpeados con tasers y con mantas eléctricas; y asfixiados con disparos de ají, en verdad una forma de ají-pimienta líquido, que irrita malamente los ojos, los conductos nasales y la boca.

Mientras Estados Unidos se embarca en su segundo siglo de encarcelamientos en masa, quebrando todos los records represivos que jamás han existido, Estados Unidos también está quebrando todos los records en lo que respecta a tener prisioneros incomunicados: encarcelando, aislando y torturando más y más gente, por más y muchos más años.

Como ya lo he dicho (en mi libro, En Vivo Desde el Corredor de la Muerte, (Live From Death Row, 1995), por ejemplo, en 1890, la Corte Suprema de Estados Unidos, en el Caso Medley, sostuvo que tener incomunicado a un prisionero sentenciado a muerte en Colorado iba contra la Constitución. En cierto sentido, más de un siglo después, ¡la ley ha retrocedido a saltos!

Hoy en día, esa idea sería irrisoria, sino difícil de pensar.

Según datos estimados, hoy hay más de 100,000 personas prisioneras incomunicadas a lo largo y ancho de Estados Unidos (a mí me parece que es un estimado conservador). Pero no importa el número, la realidad es clara: bajo la ley internacional, tener incomunicados a prisioneros es lo mismo que torturarlos. Punto.

Y si eso le pasa a un hombre, a una mujer -¡a un niño o niña!- eso es por cierto tortura; y torturar es un crimen bajo la ley internacional, en otras palabras, bajo la ley de las naciones.

Eso es porque tal política tiene un fin principal: destruir a seres humanos, destruyéndoles la mente.

¿Es eso cruel e inusitado, y en consecuencia viola la Octava Enmienda a la Constitución de Estados Unidos?

Aparentemente eso era así en los años de los 1890’s, pero ya no lo es hoy, probablemente porque, ¿quiénes eran los prisioneros en esos días, y quiénes son los prisioneros hoy?

Quizás les sorprenda saber que a finales del siglo XIX los Negros eran claramente minoría entre los prisioneros norteamericanos, y aún cuando sus números ciertamente crecieron al terminar la esclavitud, (para crear la industria de contratos para trabajos en prisiones, en verdad, esclavitud con otro nombre), el más grande aumento en encarcelamiento de Negros ocurrió después del Movimiento de los Derechos Civiles y del Movimiento de la Liberación de los Negros, cuando el pueblo Negro, en masa, se opuso al sistema de la supremacía de los Blancos, a la brutalidad de la policía y a los jurados racistas.

Pero entonces ¡el Imperio contra atacó!

Es verdad. Jamás en la historia del mundo moderno hemos visto tan vasta maquinaria de represión, y Estados Unidos es el líder indiscutido del mundo en encarcelar a sus propios ciudadanos.

Ni China, ni Rusia; ni ninguna otra nación en el mundo se aproxima a Estados Unidos.

Como la investigadora y profesora de leyes, la Doctora Michelle Alexander lo ha escrito muy bien, Estados Unidos ha reconstruido, "El Nuevo Jim Crow".

Y mientras la población de las prisiones explosiona, la ley es cada vez más escrita en apoyo de esa represión, y es menos tolerante de la noción de igualdad de derechos, o aún de igual acceso a las cortes.

Estos factores han continuado siendo problemas sin importar si la administración es Republicana o Demócrata.

Porque, aparentemente la represión es algo natural a cada partido político.

Pero no todo es tristeza y mal agüero.

El pueblo tiene el poder de transformar sus peores realidades.

Lo único que el pueblo tiene que hacer es pelear; y transformar la realidad.

Organizarce.

Cuando el pueblo se junta, y juntos pelean, el pueblo crea el cambio.

El pueblo hace el cambio.

Si tú quieres que no hayan prisioneros incomunicados, tú lo puedes hacer.

Tienes que organizar, y pelear hasta terminar con eso de prisiones para incomunicados.

Si crees que el complejo industrial de prisiones es intolerable, entonces, organízate y lucha contra él.

Eso no es juego de niños, ni tampoco maná que cae del cielo.

Eso es tan real y tan práctico como la espinaca.

Es tan real como la tierra. Tan real como el acero. Tan real como la sangre. Tan real como la vida.

Siempre que ocurrió un avance social fue porque el pueblo luchó por él. Casi siempre contra sus propios gobiernos, porque los gobiernos siempre abrazan el status quo.

Durante la Guerra Civil de Estados Unidos, uno de los críticos más severos del Presidente Abraham Lincoln fue Frederick Douglas, el apasionado ex-esclavo Negro y abolicionista.

Cuando, pocos años después, Lincoln fue asesinado, Douglas lamentó su muerte y elogió sus conquistas.

Fue Douglas quien dijo: “¡El poder no da nada sin que se lo demanden. Nunca lo ha hecho, y jamás lo hará!”

Esa lección de nuestro Antepasado todavía es verdad.

Tenemos que demandar lo que queremos ¡y luchar hasta conseguirlo! Punto.

Si queremos cerrar las celdas de incomunicados, nosotros podemos hacerlo.

Si queremos que gente como Delbert África, Mike África, Russell "Maroon" Shoatz, Janet África, Phil África, Janine África, Chuck África, Leonard Peltier, Jalil Muntaqim, Ed África, o el Doctor Mutulu Shakur ganen su libertad, nosotros podemos conseguir liberarlos.

De veras. Es verdad. Pero tenemos que luchar hasta conseguirlo. Los movimientos hacen los cambios.

Entonces construyamos un Movimiento. ¡Un Movimiento que sacuda al mundo!

No confiemos en elecciones, porque la política en Estados Unidos no es otra cosa más que el cruel arte de la traición.

Confiemos en trabajar juntos y en luchar juntos por el cambio.

Porque, “¡El poder no da nada sin que se lo demanden!” ¡Construyamos el Movimiento!

Sigamos adelante y hagamos el cambio que queremos, porque somos la esperanza de más gente de la que nos imaginamos ¡y es el Pueblo el que hace el cambio!

¡ONA MOVE! ¡QUE VIVA JOHN ÁFRICA!

“¡EL PODER NO DA NADA SIN QUE SE LO DEMANDEN!”

¡ABAJO CON LAS CELDAS DE INCOMUNICADOS!

¡CERREMOS LA CÁRCEL DE ÁTICA!

¡ABAJO CON EL COMPLEJO INDUSTRIAL DE PRISIONES!

©’12 maj

Traducción libre del inglés enviado por Fatirah Aziz, Litestar01@aol.com, hecha en Refugio del Rio Grande, Texas.