Lucha contra Monsanto

, por EdeN

RESUMEN EJECUTIVO

El presente informe ofrece un pantallazo de las principales luchas contra Monsanto y otras grandes empresas de la biotecnología
que promueven agresivamente los cultivos transgénicos.

Además muestra que el campesinado y los agricultores orgánicos de pequeña escala, las comunidades locales y los movimientos
sociales de todo el mundo oponen resistencia y rechazan a Monsanto y el modelo agroindustrial que representa. La oposición a esta
poderosa empresa transnacional que promociona sus productos transgénicos sin tener en cuenta los costos sociales y ambientales
asociados es muy intensa.

Este repudio explícito de los movimientos sociales y las organizaciones de la sociedad civil está ejerciendo ahora influencia en los
formuladores de políticas que tienen a su cargo la tarea de reglamentar los sectores de la alimentación y la agricultura con respecto
a los cultivos transgénicos y los agrotóxicos, como demuestra este informe.

En India, por ejemplo, se aplicó una moratoria al cultivo de berenjena Bt, una versión transgénica de ese cultivo básico clave en India,
y Mahyco-Monsanto fue formalmente acusada de biopiratería por la Autoridad Nacional de Biodiversidad de India. Tras una década
de oposición popular en India, está tomando forma un movimiento que rechaza el enfoque colonial de Monsanto con el lema
“¡Monsanto, fuera de India!”, cuyo propósito es expulsar a esa empresa del país. De ese modo la industria del algodón de India
quedaría liberada del sometimiento actual a Monsanto y se ayudaría a frenar la ola de suicidios de campesinos que se endeudan
por los costos siempre crecientes de las semillas transgénicas y los insumos químicos asociados.

El movimiento en contra de Monsanto también está creciendo en América Latina y el Caribe. El poderoso movimiento campesino
del Brasil continúa promoviendo iniciativas de soberanía alimentaria alternativas; y las movilizaciones de masas en Haití rechazaron
firmemente las “donaciones” de semillas híbridas de Monsanto tras el terremoto que sufrió el país, debido a los riesgos que esta
”ayuda” implica para los pequeños agricultores y la soberanía alimentaria del país. En Perú se introdujo una moratoria de 10 años
a los transgénicos, y en algunas regiones de Argentina ahora hay fallos judiciales que restringen el uso de agrotóxicos cerca de
viviendas. Las redes anti-transgénicos en Guatemala están alertando contra leyes inminentes y acerca de programas de ayuda
de Estados Unidos que podrían significar la entrada al país de semillas y alimentos genéticamente modificados.

La mayor parte de la gente en Europa se opone a la producción de alimentos transgénicos y varios países de ese continente ya
prohibieron el maíz MON810 de Monsanto y la papa Amflora de BASF, a pesar que la Comisión Europea desaprueba esas prohibiciones.
También siguen aplicándose una serie de iniciativas de acción directa, tales como los “segadores voluntarios” que protegen la
producción local de alimentos en Francia y los activistas de España que sensibilizan a la opinión pública sobre el apoyo aislado del
gobierno español a los cultivos transgénicos.

No obstante, quienes se oponen a los transgénicos en Francia y otros lugares todavía enfrentan muchos desafíos, entre ellos ensayos
de cultivos alimentarios transgénicos, acciones para socavar la moratoria existente en Europa, y las tácticas agresivas empleadas
por los grupos de presión de la industria alimentaria, tales como apelar a los tribunales franceses y de la UE para que anulen la
prohibición al maíz transgénico MON810 de Monsanto vigente en Francia,
a pesar que el gobierno francés ya anunció que la va a
mantener de todos modos.

Monsanto y otras empresas de biotecnología también están enfrentando demandas judiciales en Estados Unidos, entre ellas
juicios con los que se pretende evitar que los cultivos transgénicos se propaguen en refugios nacionales de vida silvestre.

En África, la Alianza Africana por la Soberanía Alimentaria alienta a las comunidades locales a evitar el mal ejemplo que está dando
Sudáfrica al adoptar esta tecnología fallida aunque se haya demostrado que las variedades de transgénicos en cuestión no responden
a las promesas de resistencia a las sequías e inundaciones. El campesinado y las ONG de Malí continúan asimismo su lucha –exitosa
hasta la fecha— para impedir la comercialización de cultivos transgénicos en el país.

En cada continente entonces, hay comunidades que están luchando contra los transgénicos y a favor de la soberanía alimentaria.

Sin embargo, el agronegocio ha lanzado una ofensiva sin precedentes bajo el lema de la nueva ‘economía verde’, un concepto que,
en el camino hacia Río+20, se está definiendo como una visión para otorgarles a las grandes empresas y los mercados un papel
incluso mayor. Esto podría permitirles a las empresas de agronegocios como Monsanto, reafirmar y reforzar su predominio y control
de la alimentación y la agricultura, y facilitar la propagación de la ingeniería genética –agravando así las crisis alimentaria y climática.

Por eso esperamos que quienes definen la manera en que se gestiona la protección ambiental y la sustentabilidad escuchen y
tengan en consideración los testimonios y análisis que se incluyen en el presente informe, y asimismo que sirva de inspiración y
contribuya a la unidad de los consumidores, activistas y movimientos que ya se decidieron a desmantelar el poder de Monsanto.

Los formuladores de políticas deben aplicar un nuevo enfoque: facultando a las comunidades locales, las iniciativas
sustentables pueden tornar obsoletos a los cultivos transgénicos, los agrotóxicos y otras prácticas del agronegocio.

La siembra de cultivos transgénicos destruye la críticamente importante diversidad de los cultivos, homogeneiza los alimentos y
suprime los saberes y culturas locales asociados. Por esta y otras vías, la desigualdad social, la pobreza y la explotación de los
recursos naturales pueden prosperar dentro del sistema alimentario capitalista neoliberal actual, centrado en el lucro antes que
en la producción sustentable de alimentos.

Sin embargo, la soberanía alimentaria es una alternativa real y factible. No solo para las comunidades agrícolas, sino que es una
práctica que debe integrarse a un enfoque más amplio para el desarrollo de sistemas alimentarios sustentables. Reunir a quienes
están luchando contra Monsanto específicamente, con quienes desafían al agronegocio en general nos ayudará a formular metas
comunes y una visión compartida con la cual podamos transformar nuestras sociedades. Ahora es la hora de actuar contra Monsanto.

Ver en línea : Amigos de la Tierra